CON GUSTO
PELUQUEROS
DEL MUNDO
EMILI PIERA
Dice el FMI, los banqueros del mundo,
que España se recuperará del todo si se abarata el despido y pagamos las
medicinas: tenemos que hacernos un poco más pobres, en la esperanza de ser más
ricos después, quizás en otra vida. Yo creía que para salir de la pobreza no
hay como cobrar un poco más, pero ya ven. Bueno, ni para ti ni para mi: nos
pagan un poco más y el aumento nos lo ingresan en una cuenta de ahorro porque tenemos
muy mala cabeza. Mientras, el G-7 nos dice lo que tenemos que hacer sin que
nadie les haya elegido y sólo porque son las naciones más industrializadas.
El grado de industrialización no tiene
porque conceder ninguna prerrogativa a nadie, del mismo modo que no la da el
dominio de la natación, del piano o de la cría del ganado caballar, ¿no? Más
industrial que todos los reunidos en Baviera es China y China, no estaba allí, gracias
a eso el Gran Timonel al cargo se ha ahorrado el ridículo del pantalón corto de
cuero y la jarra de cerveza, que iba a parecer Hermann Tertsch. Si los
industrializados necesitan ámbitos de expansión, que les pongan ferreterías 24
horas, más útiles, y para más propósitos, que las farmacias.
A lo que iba y acerca de lo raro que
nos han puesto el mundo: Rita Barberá, por ejemplo, ve una amenaza para
la procesión del Corpus si Joan Ribó es alcalde de Valencia, pero yo
nunca he visto al señor Ribó apedreando custodias y, en cambio, sí que he
asistido a la muerte de la Mostra de Cinema y de la Trobada (de músicas del Mediterráneo)
con la señora Barberá en calidad de enterradora. Mientras tanto, un partido
catalán –Ciutadans– ha revuelto, moderadamente, las petrificadas relaciones en
el seno de la derecha española, quién me lo iba a decir, del mismo modo que los
kurdos –los kurdos son los catalanes de Turquía– han acabado con el monopolio
del islamista Erdogan. De lo que se infiere que España se arreglará del
todo cuando entre un señor/a de Bildu en el gobierno de Madrid. Bueno,
católicos y de derechas, ya son: tendrían que cambiar de peluquero, eso sí, que
las mechas abertzales en el cogote, no da mucho de sí.
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