lunes, 2 de marzo de 2015

Formidable Engendro


CON GUSTO
 FORMIDABLE ENGENDRO
EMILI PIERA
Tenía que ser en el marco grandioso de la crida fallera donde Rita Barberá, la alcaldesa, desvelase uno de los mayores secretos del nuevo siglo y parte del anterior ¿Por qué no decía una sola palabra en valencià ni en el día de Sant Chusep, ni aún por Sant Donís o Santa Caterina? Muy sencillo: para, como decía Cela, no ser causa de siniestro. En la crida ha osado hacerlo, aunque en contacto con esa lengua en la que hasta ahora no había dicho ni Bon dia!, sienta, tal vez, la misma pulsión que Rambo al acariciar el gatillo, la misma que Aznar ante un bolivariano, idéntica a la de Belén Esteban si le tocan a su hija. Como el pulmón de Humphrey Bogart en contacto con el tabaco.
Rita es excesiva, también para equivocarse: con decirles que, aun tratándose de Ella, sentí la dulce punzada de la compasión. En su breve pero substancioso parlamento, le dio tiempo y halló espacio para atropellar el género de la caloreta –o sea, para confundir el culo con las témporas– y para trastocar el ciclo de las estaciones y tomar a Vivaldi por Fittipaldi. Mejor que Don Pío y El Sermó de les Cadiretes. Superior a don José Molina Masset, eximio autor suecano que redactaba ripios festivos y cartas de un bilingüismo simultáneo, El casament de Maria la Chapa y todo eso. Pep Gimeno Botifarra, acabará por ponerle música.
Y no culpen al mosto, otras veces le ha servido de inspiración. Y así como el pusilánime de Nuestro Amado Líder exigió de la Universidad la cláusula de sigilo para sus indagaciones doctorales, Rita ha hecho sus experimentos lingüísticos –con resultados gaseosos– a la vista de todo el mundo y en ocasión señalada. Gloria a las hembras valientes. La verdad es que Rita en valenciano se me antoja algo así como Carlos Floriano en euskera o Ana Botella en inglés oxoniano. Contra natura. Sólo una cosa me hace temblar de pavor político: ¿No habrá tratado de reconstruir su mayoría natural en base a todos los que, en esta ciudad, odian el valenciano, tal vez superiores en número a sus usuarios, aunque tengan tan poca traza como doña Rita?

Si yo fuera juez


CON GUSTO
   SI YO FUERA JUEZ
EMILI PIERA
 Ya sé quien organizó la desaparición del expediente judicial abierto por el borrado de los ordenadores de Bárcenas, los que guardaban su contabilidad múltiple. Ha sido el Clan de los Genoveses, digo de los Calabreses. En cualquier país los cargos públicos asumen que son interinos y así –interinos– llamaba un famoso bedel andaluz a los ministros de Educación. Incluso a los gerifaltes de antaño se les acababa el chollo al recibir la visita del motorista con el cese: la Sanglas y la Bultaco eran diosas que exigían sacrificios humanos. Pero el Partido Podrido o Pandilla Patibularia  parece moverse en los juzgados con la desenvoltura del dueño de un cortijo entre sus braceros.
Si yo fuera juez estaría muy mosca. Por ejemplo: que de esa red de curas de Granada, que habían montado tras la sacristía un mixto de cuarto oscuro y sauna pederasta, se salven, por prescripción de los delitos, todos menos el jefe, que tiene por nombre o mote Romanones. O que el ilustre reo Carlos Fabra ya anduviera en trapicheos con billetes de lotería premiados, como un narco cualquiera, cuando Zapatero aún no había terminado la mili. Más antigua aún es la costumbre –implantada por Zaplana– de pagarle, supuestamente, a Julio Iglesias en un paraíso fiscal, no sabemos si porque los dos son hinchas del Real Madrid o porque le encanta el cantor que se agarra la barriga como si tuviera problemas de reflujo gástrico, pero nunca más se supo.
 Todo eso sin contar el caso de la misteriosa desaparición de los titulares del juzgado de Nules, que partían raudos hacia más altos destinos como si en aquella sede judicial se acumularan en vez de sumarios de Carlos Fabra, residuos nucleares de larga vida y actividad intensa. Eso es poco comparado con las tarjetas black, los impuros de la depuradora de Emarsa, la ladronera que le creció a la señá Rita, o los forajidos asistentes a la boda Aznar-Agag que siguen libres y celebrados mientras Garzón, el juez que trataba de averiguar sus andanzas, está apercibido y no sé si escarmentado. Si yo fuera juez, estaría muy mosca.    

Miedos y Patrañas


CON GUSTO
   MIEDOS Y PATRAÑAS
EMILI PIERA
Como soy un impaciente nada divino no se me ocurre nada mejor que recomendarme y recomendarles mucha paciencia: poco a poco, por sus pasos contados, a ritmo de jubilado ciclista, son conducidos ante el juez consellers y hasta un president adictos al barro del evento y la magna celebración, con el que tanto les gustaba rebozarse y condecorarse. Por eso descuidaron el Metro, que es una cosa peatonal y sudada. Por eso Griñán y Chaves tendrán que responder por lo que sabían o preferían ignorar del chanchullo de los ERE. Todo logro político es precario, parcial y reversible. Y no vale inhibirse: el tiempo que no se gaste en mejorar la política, se consumirá en su empeoramiento.
Por ejemplo, el presidente Mariano Rajoy y el ministro alemán de finanzas, Walter Schauble, dan la sensación que más que defender sus inversiones en Grecia, se encampanan en proclamar la validez dogmática de su política dando por supuesto que no hay otra. A Rajoy, el disfrute del poder no le ha quitado ese velo rancio de arbitrista del XIX mientras que al señor Schauble se le ha puesto la peor de las caras posibles: la de anciano irascible. Mientras tanto el griego de cuero, el Varufakis, pasea por el mundo su palmito de Bruce Willis. No hace falta defender a Raskolnikov (y a su hacha) para comprender que la ley del mundo no puede dictarla la vieja usurera.
En fin que no acabo yo de ver a un ministro alemán, sea Schauble u otro, diciendo que los griegos han hecho una elección irresponsable: de eso Alemania sabe, como de casi todo, más que nadie, siempre van hasta el fondo, pero en el fondo, no hay más que piedras. No tendré el mal gusto de recordarlo. Mientras tanto hay una larga partida de ajedrez: ¿Se quedará solo el gobierno griego de Tsipras o el ministro alemán y su fiel empleado gallego? En el estado de Hamburgo han ganado los socialdemócratas, los verdes y Die Linke y sin embargo El País destacaba que había entrado en el parlamento local un partido xenófobo. Tiempos de crisis, floración de miedos y patrañas.