miércoles, 17 de diciembre de 2014

Colores y sofocos


10/12/14
CON GUSTO
    COLORES Y SOFOCOS
EMILI PIERA
El presidente Obama es moreno, sin duda, pero menos que Eduardo Zaplana tras una buena sesión de rayos UVA, mucho menos que El Tostado, obispo y escritor compulsivo en tiempos  de Isabel la Católica. Da la sensación que molesta hasta el elegante virado de Obama y que muchos en aquel país prefieren su salida entre vientos de infamia y alguna convulsión civil, un borrado completo del disco duro (ya que el presidente no puede ser reelegido y ya no puede devolver el golpe) para que su paso por la Casa Blanca no sea ni anecdótico. Ni accidental. En tiempos de Bush Niño también había una negra –Condolezza Rice (Lo Siento Mucho Arroz en traducción, muy libre, de Maruja Torres)– que era la más inteligente de la cuadrilla y que tenía que ir retirando con la escoba las cagadas del comandante en jefe.
Creo que para que un presidente negro (o mulato) sea algo más que una anécdota, un accidente o un símbolo, hace falta que con él mejore la suerte de los morenos, que no sé si es el caso pero, de modo preventivo, alguien se ha puesto a disparar sobre los adolescentes negros desarmados que dicen que decían que habían robado un electrodoméstico o a estrangular a un negro gordo que vendía cigarrillos por unidades, el tabaco es muy malo para la salud. Como decía Eugeni d’Ors si todo se entiende, procedamos a oscurecerlo: confundamos causa y efecto o pongamos los consecuentes por delante de los antecedentes, de modo que parezca que los negros se amotinan de suyo y, por ociosos, se dedican, cada jueves, al pillaje y el saqueo y que la policía, lógicamente, no puede hacer otra cosa que disparar.    
 Obama no consiguió cerrar Guantánamo (como había prometido, aunque la marca de incumplimientos la ostenta Rajoy) y los últimos diez presos “de baja peligrosidad” enviados a Uruguay llevaban diez años sin juicio ni acusación formal. Espeluznante, pero menos que el informe del Senado sobre torturas a detenidos en la guerra al terrorismo que Bush decía desconocer y es posible que sea cierto: estaría tratando de entender su tebeo favorito.

martes, 16 de diciembre de 2014

Fatiga de materiales


08/12/14
CON GUSTO
    FATIGA DE MATERIALES
EMILI PIERA
A un amigo mío se le rompió una placa metálica que los cirujanos le atornillaron a un hueso fracturado. Ante el desconcierto del paciente, que confiaba en una mecánica un poco menos pusilánime, los doctores dictaminaron: “fatiga de materiales”. Desde que los médicos parecen ingenieros y los mecánicos, especialistas en medicina interna (en mi concesionario llevan bata y todo), que no nos aclaramos. O sea que la placa –que es de titanio, acero y rodio, ¡oh!– se cansa de ser titanio y renuncia a escalar los cielos. Sucede que me canso de ser hombre, decía Neruda, y a lo mejor el calcetín también se harta de colgar del mismo tendedero.
El caso es que a un conocido se le rompió, también, el eje metálico del implante dental y eso que el incidente se produjo unos momentos antes de la crisis y le prometieron que era acero sueco, tal vez de la misma Suecia que linda con Sichuan. Como he conocido algún caso más que sería prolijo referir, llamo a un amigo sindicalista para que me ayude a transitar la vía del conocimiento basado en la sospecha: “¿No será que nos ponen acero de llantas de bicicleta?” “No hombre, viene de los botes de refrescos reaprovechados”, me contesta el malandrín. Hoy, más o menos, se ha hecho público que China ya es el primer PIB mundial. Algo habrán contribuido las prótesis de usar y tirar.
Le digo al sindicalista que él lleva tornillos indesmayables en una pierna y que a mi me anclaron uno en el fémur que, cuando ya esté enterrado y, como si dijéramos, con plaza en propiedad, seguirá refulgiendo como una joya gris atada a las raíces y los parénquimas. “Es que ese era de la época en que un ciudadano no era visto aún como un gasto”, me contesta. Y yo le cuento que he visto una peli alemana en la que un sesentón se liga a una señora de buen ver y, en el mismo día, la lleva en avioneta, beben champán juntos y le hace conocer el sexo postconyugal. “No sé, me dice el sindicalista, me temo que la Merkel no extenderá esos beneficios a los jubilados que no sean alemanes”.

domingo, 14 de diciembre de 2014

País de trencadís


10/12/14
CON GUSTO
    PAÍS DE TRENCADÍS
EMILI PIERA
 El apocalipsis de andar por casa que provocó el más corrupto de los sistemas que hayamos soportado, tiene ya mucha ilustración y quedará rico en glosas. Y no digo en anales porque escuece. La última crónica, la primera que esta mañana me he echado a la cara, lleva la firma de Joan Montañés Xipell: Los días del trencadís. Xipell animaba un blog de parecida intención. Allí fue poseído por Alberto Fabra con técnicas de vudú. El libro lleva epílogo de Tonino que repone La Doña hoy en Alboraia con La Margot.
Después de clásicos como Zaplana, el brazo incorrupto del PP, Tierra de saqueo o La farsa valenciana, ya hay material para acometer una verdadera Enciclopedia valenciana de la corrupción y la mangancia o, por mejor decir, Thesaurus de forajidos sin reprensión y malhechores sin escarmiento, con más volúmenes que el Larouse. A medida que vayan recibiendo de lo uno o de lo otro (escarmiento o reprensión), lo contaremos en sucesivos anexos: las convulsiones, ya se sabe, soy muy literarias y si Rafael Chirbes nos contó los enjuagues del ladrillo en Crematorio o En la orilla, ahora es Vicent Borràs quien nos cuenta en Primavera encesa como los estudiantes del Lluís Vives se atrevieron a soñar en momentos de pesadilla. Soy contrario a las revoluciones, salvo por prescripción médica y para recuperar el sueño.
Quedará pues un torrente de papel, una borrasca de títulos arrojados a la playa, ya sea el libro de Laura Ballester sobre las víctimas del metro (Lluitant contra l’oblit) o la cosa de Toni Mollà sobre nuestro desmayo civil y disolución en la banda de frecuencias (La desconnexió valenciana). Los que sólo podemos escribir, escribimos y a la espera de la monografía sobre el reo Carlos Fabra que retrate la caravana de maletas materializada entre los azulejeros de la tierra y cierto candidato a la Moncloa, que devolvió el cumplido en forma de visita, o regüeldo, en Oropesa, aquí están Los días del trencadís. Hace años, Tonino prologó el Elogio del imbécil de Pino Aprile. Su epílogo de ahora cierra el ciclo: con pérdida general de masa encefálica, no lo duden.