domingo, 14 de diciembre de 2014

País de trencadís


10/12/14
CON GUSTO
    PAÍS DE TRENCADÍS
EMILI PIERA
 El apocalipsis de andar por casa que provocó el más corrupto de los sistemas que hayamos soportado, tiene ya mucha ilustración y quedará rico en glosas. Y no digo en anales porque escuece. La última crónica, la primera que esta mañana me he echado a la cara, lleva la firma de Joan Montañés Xipell: Los días del trencadís. Xipell animaba un blog de parecida intención. Allí fue poseído por Alberto Fabra con técnicas de vudú. El libro lleva epílogo de Tonino que repone La Doña hoy en Alboraia con La Margot.
Después de clásicos como Zaplana, el brazo incorrupto del PP, Tierra de saqueo o La farsa valenciana, ya hay material para acometer una verdadera Enciclopedia valenciana de la corrupción y la mangancia o, por mejor decir, Thesaurus de forajidos sin reprensión y malhechores sin escarmiento, con más volúmenes que el Larouse. A medida que vayan recibiendo de lo uno o de lo otro (escarmiento o reprensión), lo contaremos en sucesivos anexos: las convulsiones, ya se sabe, soy muy literarias y si Rafael Chirbes nos contó los enjuagues del ladrillo en Crematorio o En la orilla, ahora es Vicent Borràs quien nos cuenta en Primavera encesa como los estudiantes del Lluís Vives se atrevieron a soñar en momentos de pesadilla. Soy contrario a las revoluciones, salvo por prescripción médica y para recuperar el sueño.
Quedará pues un torrente de papel, una borrasca de títulos arrojados a la playa, ya sea el libro de Laura Ballester sobre las víctimas del metro (Lluitant contra l’oblit) o la cosa de Toni Mollà sobre nuestro desmayo civil y disolución en la banda de frecuencias (La desconnexió valenciana). Los que sólo podemos escribir, escribimos y a la espera de la monografía sobre el reo Carlos Fabra que retrate la caravana de maletas materializada entre los azulejeros de la tierra y cierto candidato a la Moncloa, que devolvió el cumplido en forma de visita, o regüeldo, en Oropesa, aquí están Los días del trencadís. Hace años, Tonino prologó el Elogio del imbécil de Pino Aprile. Su epílogo de ahora cierra el ciclo: con pérdida general de masa encefálica, no lo duden.

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