sábado, 6 de julio de 2013

TROBALLA ARQUEOLÒGICA: ¡UNA ESCOLA CATÒLICA I GRATUÏTA!

¡¡¡UNA ESCOLA CATÒLICA I GRATUÏTA!!!
¡¡SENSACIONAL TROBALLA!!
Arqueòlegs del Servei de Patrimoni de la Junta de Castella i Lleó han rescatat un magnífic edifici en perfecte estat de conservació al poble de San Roman de Hornija, a Salamanca: un escola de rajola massissa roja a la qual ni li queien les finestres ni trossos de la talla. I tenia menys goteres que un institut de la Generalitat Valenciana acabat d’estrenar.
L’ edifici es trobava cobert per un munt de terra remoguda i enderrocs procedents de les activitats benèfiques de transformació d’ una confraria de constructors de la rodalia que havien fet el possible per no donar-li visibilitat a tan males pràctiques, perquè resulta que l’ escola és catòlica i a la vegada gratuïta, com si iniciatives tan dissolvents pogueren deixar-se passar de manera tan irresponsable.
Sí, aquí està la imatge que ho prova.


I fins i tot el recordatori de la malifeta.
El tal dean ha estat localitzat i detingut per les forces de seguretat: només faltaria que els posaren les coses més fàcils a la colla de malfaeners, becaris i investigadors que son un malson per al pobre ministre Wert que només vol conformar una nova cultura basada en l’esforç. Aliè.   

viernes, 5 de julio de 2013

Encajar un hotel

Construir un hotel, incluso un hotel de lujo, es fácil. Lo difícil es encajarlo (bien) entre unas dunas o unos acantilados costeros o en el paisaje cultural de una ciudad vieja. Ahí te quiero ver. Paco Somoza, el arquitecto del que ya les he hablado, se encontró con que "su" hotel estaba detras de esta maravilla:
Este prodigio es la iglesia románica de Santa Maria de Horta. Y el pirulo que aparece por detrás, es la chimenea de una vieja alcoholera en cuyo solar de levanta el hotel Palacio del Duero (cuatro estrellas).
Los cacharros de destilar tenían sus buenos cien años. Arqueología industrial. Somoza, que es un magnífico acuarelista y dibujante y que ha llenado más de trescientos cuadernos apaisados -que enseña a los amigos- con apuntes del natural, trazos de memoria y paisajes más trabajados y coloristas, decidió que valia la pena conservar tuberias, conducciones y serpentines que tienen el cálido color bronceado de una vieja arma aquea.
Antes de eso, el fotografo García Alix fijó en blanco y negro, la inconfundible atmósfera de abandono y silencio desvencijado que se apodera de una instalación industrial sin uso. Paz. Abolición del movimiento. Estas fotos estan expuestas en los pasillos del hotel. Pero es que junto a Horta está el convento que fue de los Templarios y de los caballeros de San Juan del Hospital. En lo que fue refectorio, está, como es lógico, el restaurante:
Lo más interesante de esta sala quizás sea el homenaje -irónico- a los frescos de San Isidoro de León sobre los trabajos (agrícolas) y los días. Aquí el elemento estacional son los distintos pescados que comparecen en las mesas, según la época del año. Hay que estar muy separado del mar, para querer así al pescado:
No es el único homenaje. El arquitecto involucró a una cuadrilla de grafiteros de Madrid (creo que eran nueve) para que hicieran sus propias interpretaciones de Las Meninas. Este es un ejemplo:
Más dificil era aprovechar el espacio de la torre que ahora cruza una especie de laberinto de rincones, escaleras y dioramas con desechos de la industria. Y que remata un atractivo salón de conferencias y reuniones
Y este es el aspecto que tiene el patio del hotel, un rincón verde atrapado entre el románico, los templarios, la industria vencida y el negocio hostelero. Ese día se celebraba allí una boda, con todos ellos y ellas guapos y jóvenes. No tengo foto porque no nos invitaron:
 
El hotel, claro, moderno, confortable y con unos precios muy razonables.

jueves, 4 de julio de 2013

Cúpula gallonada

¿A que ciudad pertenece esta imagen? No es ni la antigua Angkor Bat, ni Mandalay, Darjeeling o Udaipur. Es Zamora. La catedral de Zamora, que tiene en los sitiales de su coro alguna de las imágenes más eróticas, chocantes o bravías de toda la historia universal de la talla en madera.
Una extraña cúpula gallonada -que es como una cúpula con pliegues, con ondulaciones como la uralita (por decirlo al modo bestia de los profanos)- que construyeron unos mágicos picapedreros venidos de lo que todavía no era Francia para prestar sus servicios, muy bien pagados, al rey leonés.
El picapedrero debió seguir algún modelo. Se lo pregunté al arquitecto Paco Somoza, que era nuestro cicerone de lujo y nos contestó que sí, que el modelo estaba en ciertos edificios del Túnez islámico.
Oriente impregna Occidente. Eso sería normal en León, que tenía los moritos a su vera, pero ¿En el Perigord? Creo que no tenemos todos los datos o es que el esplendor califal creaba sentido (estético) en todo el Orbe. No me extraña que el escritor y zamorano Luís García Jambrina (En tierra de lobos) se perdiera por una construcción de ensueño y leyenda en sus fantasías infantiles. El caso lo merece.
Por cierto, segun un amigo sirio que nos acompañaba, la palabra alarife no se refiere a un simple oficial de albañileria sino a un maestro de maestros, al cerebro, al arquitecto (capaz), diríamos ahora. 

martes, 2 de julio de 2013

Una gran bodega de Fontanars


EL MEDIO SIGLO DE DANIEL BELDA
EMILI PIERA
El bodeguero Daniel Belda lo es por familia, pero cuando hace unos meses celebró su medio siglo –un acontecimiento en nuestra vida, siempre tan precaria – en coincidencia con la Fira de Vins dels Alforins, se había hecho merecedor de un reconocimiento por méritos propios.
La melena (o la coleta) de Daniel, su moto, su figura delgada en las ferias y muestras (en la de Fontanars de este año recibió un cariñoso homenaje el vinatero Eduard Mestres), son auténticos emblemas de la comarca, de la impetuosa viticultura de Els Alforins que, en el País Valenciano, tiene el mérito de producir los vinos de mejor calidad media. Si se compara con el precio, la valoración sube incluso un poco más.
La bodega de Daniel Belda, durante los últimos años, ha crecido en diversidad y oportunidad, en riesgo y talento, en todos los frentes. Uno de sus últimos tintos se llama Travesti y su etiqueta es una broma elegante. Organiza cursillos y visitas a la bodega. Y se puede comprar directamente en su tienda de Fontanars.  
Tuve la suerte de conocer al padre de Daniel. Paseaba los extensos secanos de Els Alforins, hace unos años, no muchos, con mi amigo Manolo Asensi y nos encontramos a Pepe Belda trabajando en la viñas. Se quejaba de que la fruta había madurado mucho. Los braceros eran inmigrantes y coincidió el punto óptimo de la cosecha con las fiestas del pueblo, que no estaban dispuestos a perderse. Conclusión: hubo que aplazar la vendimia. “Eixirà un vi de 16 graus”, anunció el señor Belda. “¿I per a què el volen?”, inquirí. “Per a tindre-lo”, me contestó el patriarca. Antes de eso, acudía cada mes de octubre a la Fira Gastronómica de l’Alcúdia a probar la nueva cosecha del blanco Verdil (variedad que mantuvieron y que tiene fama de ser el vino inaugural de cada nueva temporada en toda Europa). Ese vino, si no recuerdo mal se envasaba con el nombre de Ponsalet y me gustó desde el primer día. El nombre ha sido recuperado para designar un delicioso (y asequible) tinto joven de monastrell y un cava muy fresco y apetecible. A partir de ahí el abanico de productos se abre considerablemente para seguir con los crianzas, los reservas y los cavas, además del aceite virgen extra Grum que también elaboran. Son productos obtenidos a partir de fruta criada en parcelas muy secas (menos de 400 litros de lluvia) y con la solidez calcárea de un bastión ibero. Cuatro variedades blancas y siete tintas confieren una buena base para la combinatoria. El blanco Chardonnay o el tinto de reserva Ca Belda (mezcla de monastrell y garnacha tintorera) son caldos que han obtenido, sostenidamente, altas calificaciones.
Como en breve, la Turia cumplirá cincuenta años, podemos decir que publicación y bodeguero, pertenecen a la misma quinta, a la misma cosecha. Y que no fue nada mala. Una bodega que creó en 1931 el tío Albero, suegro de Pepe Belda.
Pep Gimeno en la Fira de Vins dels Alforins. Fontanars

La nova cuina pegolina

 
CAROSEL, EL MuVIM Y EL FIERA DE JORDI MORERA
EMILI PIERA
Jordi Morera, el creador de Carosel y actual responsable de la terraza y cafetería del MuVIM, debió de tener clara su vocación bastante pronto porque a los dieciséis años se ganaba la vida como camarero en el Safari Park de Verger o en el hotel Lido. Y eso pese a haberse formado en La Gavina, la escuela de la pequeña (o no tan pequeña) burguesía urbana y valencianista. Además, tuvo la suerte de tropezar con Caroline Raihle, una compañera fuerte y una mujer encantadora que ha estado a su lado.
Esencialmente, hay dos clases de cocina: la familiar (o aficionada) y la profesional. No tienen nada que ver la una con la otra. A lo que más se parece la cocina profesional es a una tarea en la primera línea del frente, poco importa que la mayoría de las veces sólo se causen víctimas entre las lechugas y pimientos, más algún pato previamente muerto y desplumado: es una guerra.
Conocí a Jordi Morera convertido, accidentalmente, en cocinero titular del festival de homenaje a las Víctimas del Metro (del 3 de julio) que celebramos hace unos años en l’ Auditori de Burjassot. Allí estableció una meritoria línea de intendencia para dar de cenar a más de ochenta artistas y organizadores que, felices, acabamos cantando y bailando acompañados a la guitarra de palo por Òscar Briz, gran dominador de la rumba, entre otros géneros. Desde entonces sé que es capaz de cocinar en su casa, en lo alto del monte, con un fogón portátil o con leña de naranjo. Nada le arredra y siempre procura divertirse.
Carosel, su restaurante en Taula de Canvis, cerca de la Llotja de la Seda, ya ha cumplido cuatro años y ha conseguido atraer la atención de las guías de Lonely Planet y de The New York Times que han destacado su formula imbatible: calidad sin fantasmadas a precios asequibles. Arroz y tapas, a mediodía. Tapas y plato principal, por la noche. 15 y 22 euros, respectivamente. Cocina de mercado con alguna insinuación moderna o deconstructiva. El vino es aparte. También tiene carta y acepta encargos.
Formado con Ramón Roteta en su restaurante de Hondarribia, en la Escuela de Hostelería de Marbella y en el restaurante Seu-Xerea de Valencia, donde fue jefe de cocina, Jordi Morera practica en la terraza y cafetería del MuVIM (cuya dirección asumió en enero de este año), el non stop cooking: desayunos, almuerzos, comidas, meriendas, cenas y coctelería. Precios un poco más económicos, incluso, que en Carosel. Lleva una terraza chill out y promueve actuaciones en directo, aunque sólo las noches del fin de semana: jueves, viernes y sábado. Las mañanas son todas operativas de martes a domingo. Un entusiasta con buen equipamiento humano y profesional al que le fascinan los inventos y alquimias de la cocina tradicional, su poderosa intuición, su aprovechamiento del recurso. Diez personas trabajan con él.  
                         Jordi Morera

lunes, 1 de julio de 2013

VIRIATO: TERROR ROMANORUM

A nosaltres en l' escola ens ensenyaren que Viriato, pastor lusità, fou el terror de les legions romanes. Només la traïció d'alguns dels col·laboradors de Viriato que, finalment, no cobraren per la seua malifeta -tot inventant la condició de becari - permeté l'eliminació d'aquesta molèstia per als plans imperials.
A Zamora, ciutat que va ser vuit anys portuguesa, el mateix que Toro, hi ha una plaça i  una estàtua dedicades al valerós cabdill ibèric. L'estàtua, vista de costadet, mostra una possible raó dels terrors romans potser basada en l'enveja o l' anhel insatisfet.
L' estàtua, vista frontalment, aclareix, al remat, que el que temien els romans de Viriato era la fortalesa i el vigor de la seua llança. Així és.