jueves, 13 de agosto de 2015

MAS CARA


CON GUSTO
   SUFRO EN SILENCIO
EMILI PIERA
Con el asunto de la independencia de Cataluña empieza a hablarse con palabras mayores sacadas del arsenal del Estado que, como es bien sabido, es un compendio de arsenales de todo tipo: con la peor de las intenciones. El artículo 155 y todo eso. De ahí que no acabe de comprender yo a los catalanes que hablan de crear otro estado independiente, por mi no se priven, pero qué fatiga. Los independentistas tienen un suelo en torno al 30% y además, y hacen bien, son muy activistas. Como los gatos o los acordeones pueden estirarse un poco o un mucho, según se toque un ritmo, bailable o no, o según el grado de cabreo del personal. Lo de votar por la independencia de Cataluña porque has perdido el trabajo o gobierna Rajoy, tampoco lo acabo de entender:
-Voy a leer a Unamuno
-¿Pero a ti te gusta ese?
-No, pero es para protestar contra la arbitrariedad de Pío Baroja.
Ahora parecía que las candidaturas de unidad popular habían puesto sobre el tapete unas cuantas realidades: el horror social de cinco millones de parados, el desierto industrial, la pobreza infantil, el deterioro de la sanidad y a escuela públicas, la violación del laicismo del Estado (no le han aplicado el artículo 155) y el saqueo de las cuentas privadas, de los presupuestos y de las reservas para las pensiones. Eso sí que son problemas, comprendo a los patriotas sometidos al opiáceo poder del síndrome de alejamiento –más bien de alelamiento–: todo se resolverá con la proclamación de la independencia.
Como soy un descreído, no tengo ninguna fe –y menos esperanza aún– de que el neoliberal Artur Mas se transforme en Olof Palme, el socialdemócrata. Pero él vive indemne a la crítica, exonerado de todo escrutinio, inasible, la culpa es del otro.  Los nacionalistas, si rechazas sus propuestas, te tachan de inmovilista y sordo. Como si los quietos y duros de oído no fueran personas (tienen garrota, y muy mala leche) o como si sólo ellos –y no los que padecemos almorranas– tuvieran derecho a privilegios y exenciones.   

miércoles, 12 de agosto de 2015

ALCACHOFAS DE VERANO

NUEVOS CULTIVOS EN VIVER
Por nuestro amigo Adrián, que nos tiene al corriente de la actualidad, a veces con letras de jotas que es muy capaz de repentizar en cualquier lugar o cincunstancia, nos enteramos del florecimiento de los cultivos de regadio en Viver, a mitad de camino entre Valencia y Teruel. Viver, que se apellida "de las aguas" dispone de más fuentes y cursos de agua que la mayoria de los pueblos de su entorno y se propuso usar esta ventaja para cultivar pimientos, tomates (dicen que con semilla de los famosos tomates de El Perelló) y, ¡Oh, maravilla!, alcachofas de verano. Sí, de verano: pero una cosa es que te lo cuenten y otra que veas las alcachofas como un lecho verde y aéreo propagadas a lo largo de unos cuantos centenares de netros en un campo extenso.
Nos cuenta Adrián que incluso se han metido en el negocio jóvenes que no vienen de familia de agricultores. Como la sociedad líquida tiende a hacerse gaseosa (o plasmática) y la retención de gases es muy mala, ahí va un desahogo jotero de Adrián que también tiene cierta propensión a producir verdura lírica: "Las mujeres y las hormigas/ son muy nerviosas/ si les tapas el agujero/ se vuelven locas".
Como los nuevos gobiernos locales, de doble y triple eje, llevan en sus programas la protección de l' Horta -una loable pretensión que, por ahora arroja resultados más bien probres- conviene considerar el asunto con cierta perspectiva. Las tierras de l' Horta dejaron en gran medida de servir a la agricultura porque tenían utilidades alternativas y superiores (negocio inmobiliario, usos secundarios y terciarios). Las nuevas técnicas de riego permitieron trasladar l' Horta tierra adentro: al Camp de Llíria y los primeros escalones de la Serrania y ahora, completado el proceso (de momento) llega casi hasta lo más hondo del Alto Palancia, muy cerca ya de las tortuosidades del Ragudo.
Lo que no significa, ni mucho menos, que no haya que intentar, de nuevo, conservar l' Horta: hasta donde se pueda.
Debe ser delicioso comerse unas laminitas de alcachofa frita (o asada) mirando el mar y viendo las porquerías que se han de comer las pobres gaviotas.

Alcachofas de verano y tomates de Viver

LA HONRADEZ SIEMPRE RECOMPENSADA EN ESPAÑA


CON GUSTO
   TIENE CAJONES
EMILI PIERA
Goldman Sachs asesoró al gobierno griego acerca del modo de maquillar las cuentas y hacer que el déficit público pareciera menor. El falseamiento de las cuentas es un delito, creo, pero no si se perpetra en una covachuela tachada de agencia de calificación en cuyo caso, lo cobras bien y te llaman ingeniero. El gobierno valenciano, el anterior a éste, ha introducido en el sistema un elemento artesano ¿Para que pagarles fabulosas minutas a estos sinvergüenzas pudiendo esconder las facturas en los cajones? Hermoso en su sencillez casi hidráulica: el agua se retiene en embalses para poder regar durante la sequía. Con las facturas, se procede al contrario: se represan en los cajones, para comernos todo lo que vendrá y el que llegue después, que arree. Genial.
El sistema de multas europeo es muy absurdo porque carga la responsabilidad en la persona jurídica –el Reino de España– en vez de castigar al infractor, que tiene nombre y domicilio conocidos. Se ve que Rajoy en vez de vigilar, estaba pendiente del Registro de Santa Pola. Ahora ya tenemos respuesta a la cuestión que durante dos décadas nos llevó a la desazón y la angustia: ¿Cómo era posible que una banda organizada como el partido de (las cagadas de) gaviota obtuviera una mayoría absoluta tras otra? Respuesta: porque se las compraba.
Así es más fácil de entender: entre mantenidos y beneficiados, entre fraudes y amnistías (fiscales, sólo para gente de orden, también llamada “españoles de bien”), sumando los ingresos a las  desgravaciones, entre unas cosas y otras, ser del Pene Pazguato, salía a cuenta aunque las cuentas no salgan y debamos más que Alemania después de Versalles. Como comprar un electorado, sale por un ojo de la cara, no bastaba con el presupuesto, el dinero de las Cajas de Ahorros, las astillas y mordidas por esta adjudicación o aquel concurso, con ser el preferido de la patronales o dejarse asistir por el genio multiplicador y clientelar de Bárcenas. Al final, impagos a mansalva y facturas en los cajones. Tiene cajones: la honradez siempre recompensada en España.     

martes, 11 de agosto de 2015

NO TE PILLES LOS DEDOS CON EL TWIT


CON GUSTO
   O TWITERA O CONCEJALA
EMILI PIERA
Interior investiga a la concejala de Alicante, Marisol Moreno, más conocida como Marisol La Roja, por unos twits, blogs, whats y otras formas de lenguaje poco articulado, unos comentarios no más graves que los de aquel alcalde de Villares del Saz que llamó “puta barata podemita” a una concejala socialista. No sabemos si el alcalde bocazas, del Partido Podrido, está siendo investigado también, o es que sólo los españoles de bien gozan de libertad de palabra. El caso es que la concejala de Alicante, la Marisol, es bocachancla y desbridada, como ella misma reconoce, y ve una foto de taurinos y suelta: “mirar a esos hijos de puta…una bomba os tiraba yo a vosotros”. Marisol dice que “se incendió” y que es “una animalista férrea”. Pues adopta un gato. Y el alma en candencia no “se incendió”, se encendió.  
Hay que elegir entre ser twitero o concejal. Para servirse de twiter sin dispararse en un pie o clavarse una gubia en la ingle, hay que tener el talento de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. La derecha madrileña –berroqueña y maciza– se extrañaba de que la edila no se dedicase a cosas propias de su oficio y condición, como los conciertos de violín o la especulación con solares, y en vez de eso, visitara colegios para asegurarse de que los niños comen tres veces al día. Deslizaron alguna sospecha y la Carmena les contestó: “Todo el mundo sabe que me encanta comerme a los niños por las noches”. Twiter no tiene contexto, es un basural, un club de intercambio de parejas donde se arraciman los locos y los vigilantes, los frenéticos y alguna persona de bien; es como follar en el último arrabal de Nairobi sin preservativo (y sin emoción).
Hay que elegir entre ser concejal o twitero. El concejal hace o debe hacer cosas serias, Twiter sólo es el ministerio de la corrección política donde eres aclamado o hundido por plebiscitos instantáneos al estilo de Gran Hermano. Caca. Hay concejales que son una hada al revés. La varita de hada, engendra prodigios; la vara del mal edil, descomunales cagadas. Necesitamos poderes locales bravos, inteligentes, almenados: ya vemos a los bárbaros.      

De Les Moles als Vins Naturals


Melocomotó

 EN LA RAYA DEL SÉNIA
EMILI PIERA
Me despido hasta después de las vacaciones con una propuesta de excursión en torno al Sénia, el río que separa, poco, el País Valenciano de Cataluña. La última vez espejeaba bravucón, alimentado por las lluvias. Se escurrirá hasta la insignificancia. Desde Benicarló, visitamos, entre otras cosas, el Pinell de Brai, Terra Alta, donde tenía lugar un encuentro de vinos naturales, y el restaurante Les Moles (una estrella Michelin) de Ulldecona.
Pero antes cenamos en Mar Blava, junto a Mar Chica, una terraza del mar de Benicarló, al norte de la ciudad. Son de los mismos dueños. El lugar es magnífico (si cenas temprano, ves el mar entintarse con los colores de un lento crepúsculo) y el servicio, encantador. El precio del menú (22 euros), resulta atractivo, y la carta de vinos, pintada en una botella de vino, ofrece un repertorio nada rutinario. Aunque en cocina tendrán que esforzarse un poco para acentuar el sabor de los platos, me parece. Una noche muy grata. Tomamos el priorat Les Cousins.
Antes habíamos estado en Les Moles que está a un par de quilómetros de Ulldecona, por las carretera de la Sénia (que también es un municipio). Canteras. Ojo a la entrada: queda a la izquierda, es poco visible y te puedes matar. Un poco más adelante hay un bucle para hacer el giro.
Les Moles dispone de huertos (ecológicos) propios y se extiende sobre el espacio que una vieja cantera le arrebató a la roja entraña del monte. Una muela de molino a la entrada, identifica el lugar. Tiene partes nuevas (había boda en una especie de pérgola), pero el restaurante está en un precioso mas con vigas de sabina. Pedimos un tinto de Bàrbara Forès, Coma d’en Pou, que no habíamos probado (es excelente) y que hubo de competir con muchas otras tentaciones contenidas en la carta.
 Aunque elegimos (el menú degustación nos parecía agotador), los entrantes eran detalles (espléndidos) de la casa: sushi de verduras, crema de calabaza con sardina de bota y caviar y, luego, ya entramos en la tonyina roja amb verdures y, después, una cosa ilegible e inextricable de espuma y como carne de bote (raro, raro) y la delicia del Mac Moles: una hamburguesita de foie con patatas, vino dulce, mostaza y kétchup. De platos de fondo, dos maravillas: la llanda de polpets y l’ànec del Delta amb peres confitades. Palabras mayores. Un postre de “calmant”, compartido, y una copa de dolç de garnatxa blanca de Josefina Pinyol, en la línea de los vinos de postres grandes. 68 euros por persona.
En El Pinell, Terra Alta, se reunieron elaboradores, bodegueros de garaje, de un puñado de países para dar a conocer sus vinos naturales, es decir los que no añaden, ni en el cultivo ni en la extracción, ni en la comercialización, ningún componente que no venga de la tierra y el cielo (“unidos al agua pura/ y a los planetas unidos”). Estaba nuestro amigo Mariano, de Cueva, Utiel. Y Laureano Serres, el organizador del cotarro. Como no nos podíamos quedar (al año que viene en Montblanc, Conca de Barberà), aprovechamos los prolegómenos del festival para comprar vinos (solo de la comarca) en la tienda de la Catedral del Vi (que es como llaman a la bodega más bonita de España), donde también se puede tomar un aperitivo, un vermut, o comer en su restaurante. Luego asaltamos el celler de Laureano (977 426 356): cargamos el coche con una docena de botellas. Todo a diez euros la unidad (barato para un vino natural). Catados: el Mendall blanco Abeurador, bueno, y el Mendall tinto, grenache, Espartal, memorable. Comimos en el mesón brasería Can Lluís del Pinell, cositas como el conejo a la brasa y la butifarra amb mongetes, y probamos un tinto del terreno, Serra de Cavalls, en verdad estupendo. Felices y colmados, volvimos a Valencia.

-Les Moles. Carretera de La Sénia, km. 2. Ulldecona. 977 573 224. Restaurante de producto con elaboraciones muy cuidadas. Una estrella Michelin. 70 euros/persona.
-Mar Blava. En Mar Chica, Benicarló. Terracita de verano muy grata donde se pueden tomar menús de bastante amplitud y vinos atrayentes. 693 753 584.
-Can Lluís. El Pinell de Brai. Cocina tradicional de brasa con buenos vinos del terreno y ensaladas. Precios económicos. 977 426 195.