miércoles, 12 de agosto de 2015

LA HONRADEZ SIEMPRE RECOMPENSADA EN ESPAÑA


CON GUSTO
   TIENE CAJONES
EMILI PIERA
Goldman Sachs asesoró al gobierno griego acerca del modo de maquillar las cuentas y hacer que el déficit público pareciera menor. El falseamiento de las cuentas es un delito, creo, pero no si se perpetra en una covachuela tachada de agencia de calificación en cuyo caso, lo cobras bien y te llaman ingeniero. El gobierno valenciano, el anterior a éste, ha introducido en el sistema un elemento artesano ¿Para que pagarles fabulosas minutas a estos sinvergüenzas pudiendo esconder las facturas en los cajones? Hermoso en su sencillez casi hidráulica: el agua se retiene en embalses para poder regar durante la sequía. Con las facturas, se procede al contrario: se represan en los cajones, para comernos todo lo que vendrá y el que llegue después, que arree. Genial.
El sistema de multas europeo es muy absurdo porque carga la responsabilidad en la persona jurídica –el Reino de España– en vez de castigar al infractor, que tiene nombre y domicilio conocidos. Se ve que Rajoy en vez de vigilar, estaba pendiente del Registro de Santa Pola. Ahora ya tenemos respuesta a la cuestión que durante dos décadas nos llevó a la desazón y la angustia: ¿Cómo era posible que una banda organizada como el partido de (las cagadas de) gaviota obtuviera una mayoría absoluta tras otra? Respuesta: porque se las compraba.
Así es más fácil de entender: entre mantenidos y beneficiados, entre fraudes y amnistías (fiscales, sólo para gente de orden, también llamada “españoles de bien”), sumando los ingresos a las  desgravaciones, entre unas cosas y otras, ser del Pene Pazguato, salía a cuenta aunque las cuentas no salgan y debamos más que Alemania después de Versalles. Como comprar un electorado, sale por un ojo de la cara, no bastaba con el presupuesto, el dinero de las Cajas de Ahorros, las astillas y mordidas por esta adjudicación o aquel concurso, con ser el preferido de la patronales o dejarse asistir por el genio multiplicador y clientelar de Bárcenas. Al final, impagos a mansalva y facturas en los cajones. Tiene cajones: la honradez siempre recompensada en España.     

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