lunes, 10 de junio de 2013

CON GUSTO
  MEDIO TONO
EMILI PIERA
Alicia Sánchez Camacho es la prueba viva más elocuente que conozco de que las ideas conservadores se mueven en todos los escenarios y niveles con optimismo combativo y una sensación de seguridad a toda prueba. Puede soltar patochadas gigantescas con un aplomo que para sí quisiera un catedrático y decir, por ejemplo, que tenía que comprar marcas blancas cuando se ha sabido que gana casi tanto como María Dolores de Cospedal. Y por dirigir el cuarto o quinto partido de Catalunya, no sé como andará ahora el hit parade. De todos los enigmas que me plantea la personalidad desenvuelta y jacarandosa de la Camacho, lo que más me interesaría es averiguar si, como parece, tiene el mismo cirujano plástico que la Kirchner.
Esa falta de complejos, mesura o cautela entre los paladines conservadores, vale también para la prensa. El director de La Razón, Paco Marhuenda, ha dicho que en el Liceu pitaron a los príncipes porque ahora va mucha clase media-baja. Bien dicho, sí señor: a partir de ahora que pidan en taquilla la declaración de la renta y si cobran menos que Dolorcitas o doña Alicia o no son gente de posición, que no pasen: empiezan por ir a la ópera y acaban por pedir hospitales y escuelas públicos, dónde iremos a parar. Lo primero es no mitificar la prensa: con la caza de brujas de Mc Carthy no acabaron los valerosos periodistas de la vieja democracia, sino la misma clase política probablemente estomagada por tanta brusquedad y malos modos.
 Unas de las cosas más llamativas de la prensa de Madrid es que en sus manifestaciones más facinerosas parece que va a pedir que se arme una nueva División Azul o que se aplique garrote vil a los hugonotes y castristas, pero pasado el calentón de boca, nunca se olvidan de justificar la última medida de Rajoy. Y hasta del último de sus directores generales. Parecen legionarios de la España eterna, pero no olvidan quien es el guardián del presupuesto. Y es que lo mismo en periodismo que en copla hay que desconfiar de los vociferantes y abrazar el medio tono. Como Concha Piquer.

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