CON GUSTO
LENCERÍA EROTICA
EMILI PIERA
Me parece perfecto que hayan colgado en
su sitio el retrato, con todos sus atavíos devocionales, del ex-presidente del
parlamento valenciano, Juan Cotino. Que el retrato, al titanlux, sea
obra de un forense como el señor Font de Mora es una perfecta armonía
entre asunto y autoría o, si lo prefieren, entre fondo y forma. Pero la
coherencia con que las cosas discurren en el microcosmos valenciano –incluidas
las amenazas del ministro Cristóbal Montoro a un gobierno valenciano moroso,
que es el que se va, pero que parecen dirigidas al gobierno que se viene (de
gusto)–, esa guerra preventiva, esa previsibilidad que chincha más que el
disparate, contrasta con los usos del imperio, pongo por caso, donde el hecho
de que mande un medio negro como Obama no parece conjurar los riesgos
que corren los negros completos de ser apalizados o baleados, así en Tejas como
en Carolina del Sur.
Igual Obama no manda nada o muy poco.
La marihuana, pongo por caso. Ahora mismo hay gente en las prisiones de Estados
Unidos condenada a cadena perpetua –como lo oyen– por traficar con una
sustancia con la que se puede hacer negocio en varios estados y cultivarla en
muchos de ellos y que, a no tardar, les reportará a alguno de estos mercaderes
un reconocimiento, y puede que hasta alguna distinción, de la Cámara de
Comercio local. Es difícil saber lo que está bien y lo que está mal, pero
debería ser mucho más sencillo saber qué es legal. Los gobiernos y los Estados
no surgen solos, son creaciones humanas. Ahora sabemos, además, el género al
que pertenecen: al de ficción.
Otro ejemplo: está muy bien que Estados Unidos
mande tropas a Polonia, a Lituania y sitios así, con el ánimo de impedir el
abrazo fraternal del oso ruso, son nuestros aliados, pero entonces ¿Por qué se
entretienen fisgando en el teléfono de François Hollande? Vale, ese
patoso resulta que tenía, pillín, una vida amorosa mucho más interesante de lo
que nos hubiéramos atrevido a suponer, pero entonces ¿Cuál es el motivo de que
hayan fisgado también en el móvil personal de Angela Merkel? ¿Su loca
lencería erótica?
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