miércoles, 8 de julio de 2015

MISTERIOSOS EFECTOS DEL CALOR


CON GUSTO
  NO OLVIDEN HIDRATARSE
EMILI PIERA
Tengo pocas certezas, pero una de ellas es que Mariano Rajoy es higroscópico, que absorbe la humedad de cuanto le rodea, como si su barba antigua y arbitrista fuera una espartera, un salero. Nunca debió de abandonar Pontevedra: criado entre humores y musgos, en Madrid, este hombre se agosta y jadea, de ahí ese aire ausente, como de pez con pecera interpuesta, que a menudo le acompaña: le falta el frescor atlántico y, en consecuencia, le entra la fiebre ordenancista que no puede remitir porque está vigilado por el loco de Quintanilla y los cien mil hijos de las tertulias tóxicas, que lanzan fumarolas sulfúricas cuando se atragantan con un comino: cosas de la Corte y sus voces como de clarín.
De ahí que, el mismo día en que aprobaron la Ley Mordaza, ardiera el circuito de Formula 1 de aquí mismo. Al principio, pensé que Rita Barberá y Nuestro Amado Piloto habían decidido estrellarse juntos en un Ferrari rojo, a 300 quilómetros por hora. Pero no, era Rajoy que se recalienta, que trajo cuarenta grados en mayo y que seca el paisaje con solo mirarlo: por cansancio, por esa indolencia tan suya sembrada de moscas que deja tras de sí un barranco con un burro desollado, donde el sol vertical hace crujir las piedras. Han decidido que, puesto que ellos tienen mal riego, aquí no habrá fiestas de manguerazos y espuma, que no echaremos al delegado del gobierno al pilón (como manda la costumbre), que las abuelas no regarán su sector de acera.
Nos cambian el bikini de la libertad por el cauto albornoz sobrevolado de tricornios: querencia de principios inamovibles de su movimiento quieto, la pertinaz sequía y todo eso. Sólo se admitirán reclamaciones individuales, por escrito y sin abandonar la cola. No se permitirá fotografiar a los guardias, pues aunque tengan bigote, sabemos que van a ser explotados por las redes de pederastas. No se puede acampar en la calle, aunque te hayan echado del piso sin protección oficial, ni, mucho menos enseñarle las tetas, en vivo y por duplicado, al ministro del Interior: no está preparado. No olviden hidratarse, esto pasará.       

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