CON GUSTO
EUROPA
VIVE
EMILI PIERA
La
primera conclusión del referendo griego es que nadie de la llamada prensa de
referencia –que lo fue en algún momento – vio esos veinte puntos de diferencia
a favor del no, hablaban de no se qué “empate técnico”. Un clamor demasiado
intenso para ahogarlo con una cortina. La segunda es que después de haber
practicado unos cuantos, los griegos no quieren más sacrificios. Como sabe
cualquiera, aunque no sea primo lejano de Christine Lagarde, hay deudas
que se consideran “incobrables” un palabro tan feo como la situación que
describe. Llegados a este punto, la culpa no es, sólo, del moroso, sino de
quien prestó a quien no debía. No pasa nada, todos cometemos errores, pero aún
así a los bancos les enjugan los balances; los ciudadanos, no hemos tenido esta
suerte.
Ninguna sociedad puede basarse en el
dios del crédito y cualquier asunto económico de cierto relieve, ya es
político. Como política es la sórdida circunstancia de que la troika sea una
instancia por cooptación, sin ningún control democrático. No se debe aceptar
directrices de quien no ha sido elegido, aunque más allá de algún orgullo
herido y de las cuentas de los acreedores, dejando de lado la cuestión de quién
manda aquí y otros egos blindados, en vísperas del referendo de ayer se había
llegado a una considerable aproximación entre las dos partes: ese es el punto
en el que deben de ser retomadas las negociaciones.
A Grecia no le conviene salir de
Europa, pero a Europa aún le conviene menos perder Grecia y no sólo por su
valor simbólico (nada es más fuerte que un mito: el acero Krupp, a su lado, es
mantequilla). Cuestionada por patrioteros, fascistas, británicos y,
secretamente, por los propios alemanes (que en cada generación sufren la
tentación de reventar Europa, si no se acepta su modo de construirla), a
Europa, digo, le interesa más cualquier cosa que dar la impresión de que no es
capaz de zurcir un descosido. Aún no hay mucha Europa, fallan los referentes
sentimentales, pero ya tenemos bastante Grecia: un punto de apoyo tan bueno
como cualquier otro para levantar nuestra Europa.
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