viernes, 8 de mayo de 2015

LECCIONES DE NEUTRALIDAD


DIGNO DE VERSE

Glòria Mañas
Directora de la Fira del Llibre de València

Ese pequeño enredo que se produjo porque la Fira del Llibre de València incluyó entre sus actos la presentación de un libro de Ximo Puig y de la Historia de las Españas, de Joan Romero y otros autores, no tuvo lugar cuando presentamos la biografía Eduardo Zaplana. Un liberal para el cambio, minucia que no impulsó a ABC (edición valenciana) a practicar el periodismo ni “obligó” al PP a presentar una denuncia en la Junta Electoral por no se qué rotura de la neutralidad. Más aún, el último lunes se presentaron varias monografías locales auspiciadas por la Facultad de Geografía y los alcaldes, también los del PP, mayoritarios, hablaron, como es lógico, de lo que quisieron: de los atractivos de sus municipios y de la excelencia de su gestión. No miramos los contenidos: son libres, nos gusta hacerlo así.
Lo de Joan Romero es peor pues no tiene cargo en el PSOE, no es candidato y, además, se ha alejado del partido, cosa que un periodista metido en asuntos político-culturales debe saber. A no ser que defiendan el principio de que cualquiera que alguna vez haya colaborado en algo que tuviera alguna conexión con los socialistas (o con otro partido que no sea el PP) debe abstenerse de trabajar en período electoral, ramadán que ellos se aplican poco, tarde y nunca pues de todos es conocida la desfachatez con que se han servido de todos los medios a su alcance para silenciar lo que no les gustaba (con particular escándalo en los casos de Telemadrid, Canal 9 y el “relevo” provocado de los directores de las principales cabeceras de Madrid) y así poder proclamar, sin réplica posible, sus bondades (recortes sociales que, como las purgas, deberían venderse en botica).
Que el PP denuncie cualquier supuesta falta de neutralidad de este o del otro, es como si Mesalina nos exigiera un poco de contención sexual. Que el Premi de les Lletres de la Generalitat Valenciana gestionada por el PP no haya distinguido a ningún autor en valenciano en lo que va de siglo y que los tres Escritores del Año sean autores en castellano, acerca la postura de la Generalitat Valenciana al genocidio cultural pasivo en lo que se refiere a la lengua y la literatura propias. Eso, aunque quizás no les quite el sueño y tampoco mengüe en exceso su bolsa de votos, sí que se lo tendrían que hacer mirar con cierta urgencia.   

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