viernes, 13 de febrero de 2015

¡Vivan los novios!


CON GUSTO
  ¡VIVAN LOS NOVIOS!
EMILI PIERA
En las últimas semanas he ido un par de veces a Pedralba, aunque sólo fuera para comprobar que lo mismo yendo desde Llíria que partiendo de Casinos, los caminos están llenos de rincones felices. Un paisaje ondulado y sin complicaciones, naranjos, casetas y secanos, unos parajes un poco justos de agua, con la cresta chamuscada por la última tropelía forestal: nosotros, polillas seducidas por los brillos del fuego. Cuando ya estaba comiendo en La Pitanza, la jefa, Silvia Meléndez, me dijo que una pareja norteamericana quería celebrar allí su banquete de bodas porque se iban a casar junto al Turia, sus riberas, prados y alamedas.
Lo comprendí al salir del pueblo: el Turia avanza aquí tras una delgada cortina amarilla, con algo de pena dulce, como un gato que practica zen junto a la estufa. Hasta las casas con puente de la calle de la Acequia aparecían entre nieblas de ensoñación, sería el otoño. Entre el río y el pueblo que lo disfruta (además de otros muchos) van a meter maquinaria de obras públicas. Primero fue una amiga la que me lo sopló por teléfono: “Claro que necesitamos apartar el tráfico del pueblo, pero no queremos un muro que saje el parque natural y nos obligue a llegar al río por un paso inferior. Hay trazados alternativos”.
En los parques naturales los pasos inferiores suelen destinarse a los sapos, los ciervos, los conejos, pero si una circunvalación no sirve a la gente ¿a quién sirve? “La normativa de parques naturales prohíbe los construcciones particulares, pero permite las obras públicas”, me cuenta Marina Daud, que fue alcaldesa. Hecha la ley, hecha la trampa: tras la circunvalación suele venir la colonia de chalets “de interés prioritario”. El galerista García Cervera ha dicho a Levante-EMV que se pondrán delante de las máquinas si hace falta. En Libia necesitan un poco de estado y en Sierra Leona hospitales, pero nunca había visto tanta necesidad de periodista como en Pedralba. Se nota que quieren hablar –y quién no–, y que les escuchen. Habría que hacer algo, aunque fuera por las parejitas y sus álbum de fotos junto al Turia ¡Vivan los novios!   

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