sábado, 31 de enero de 2015

Ganamos la guerra


CON GUSTO
   GANAMOS LA GUERRA
EMILI PIERA
Como sabemos desde Philip K. Dick, ahora que los aedas cantaron el glorioso desembarco de Normandía, el III Reich ganó la guerra, o si quieren digo que los aliados la ganaron, pero los nazis no la perdieron. Pervive el nazismo desde mucho antes que las tropas de ocupación buscaran, para ampliar sus panoplias, a los fabricantes de los primeros misiles –Von Braun–, a los magos de la propaganda, a los mad doctors y sus gabinetes ominosos de experimentación y a los técnicos en interrogatorios extremos, que antes llamábamos, simple y llanamente, tortura.
No sólo lo decimos Dick y yo. También un autor reaccionario como Juan Manuel de Prada. Reaccionario (y en muchas cosas admirable) en el sentido literal de que reacciona ante lo que se supone valioso, generalmente asentado e indiscutible. Escribe Prada: “La democracia fue la ideología alternativa a los totalitarismos, a los que acabó derrotando (y, secreta y coquetamente, sintetizando)”. Babeo y sigo leyendo. Pero no hay más: tal vez le falta espacio, aunque yo tengo menos. Lo cierto de la condición humana es que una vez creado el monstruo, sólo puede derrotarlo otro monstruo, a la manera de King Kong que creció hasta poder enfrentarse a los dinosaurios de su isla. Así, Stalin fabricó más y más tanques y más y más brutalidad, hasta reunir un frío batallón de espectros blindados que doblegó en Kursk a otra  combinación de máquinas espantosas. No quiero imaginarme cómo será la bestia que derrotará al yihaidismo.
Churchill se alegraba de la pulverización de Dresde y los finos  aviadores de la RAF le decían a Sebald que un bombardero cuesta como una instalación industrial media: no podían lanzar las bombas en el campo. Ya veo. Es verdad que ahora no hay cámaras de gas, sino entretenimiento y tetas a mansalva: se cazan más moscas con miel que con hiel, mientras que los financieros han sido elevados a la condición de raza superior. Pues a mi me parece que Botín tenía cara de gañán. Ganamos la guerra, pero aún no sabemos quienes.  Otro día les hablo de los reaccionarios.

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