sábado, 31 de enero de 2015

Realidades paralelas


CON GUSTO
   REALIDADES PARALELAS
EMILI PIERA
Dos de las realidades paralelas que el gobierno de Nuestro Amado Líder creó para que los valencianos viviéramos como si el LSD viniera en el agua potable, han sido puestas en la picota. Se trata de los generosos fondos –casi ocho millones de euros– que, para labores de propaganda (todo era propaganda y decorado: Terra Mítica, el Palau de les Arts, el aeropuerto de Castellón, la Formula 1), la pasta gansa, quería decir, que obtuvo la supuesta fundación Agua y Progreso (je, je) y la decisión de Bruselas de reabrir la instrucción judicial del monstruoso accidente de metro del 6 de julio, una tremenda sacudida que tampoco logró devolvernos a la realidad real pues se concluyó que había sido el gato, o sea el conductor que murió en el acto y no podía defenderse.
Son dos delirios concebidos en el territorio de la duermevela agitada que se abre entre la afirmación irresponsable, el agravio y la megalomanía, auténticas palancas de nuestra derecha regional, ya ven si el agua y los sucesos, dan de sí. Todos los gobiernos mienten y lo hacen por lo mismo que nosotros: para protegerse. Pero lo nuestro supera incluso la perplejidad que George Orwell sintió al ver las noticias que publicaba la prensa española en la Guerra Civil: “no tenían ninguna relación con los hechos, ni siquiera la que guarda una mentira ordinaria”. De haber conocido las hazañas promocionales del Consell y los alardes de Conill hubiera pensado que le habían puesto ginebra y éter en la sopa (no había, entonces, nada más fuerte).
La función del pensamiento es desengañarse (sin renunciar a la diversión, que es el caso de este frívolo). También es la del periodismo: identificar y desmontar los engaños. Así lo hace, con el accidente de metro, mi compi Laura Ballester (Lluitant contra l’oblit). Del agua me ocupé yo en tiempos del primer Zapatero con dos libros, dos: quizás encuentren aún L’aigua de tots/ El agua de todos. Tampoco es problema, se los resumo. No era verdad que la falta de trasvase frenara el desarrollo. Almería y Lanzarote tienen de todo sin tener agua. Ahora se fabrica: tanta como quieras.    

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