CON GUSTO
GUERRA
Y PAZ
EMILI PIERA
La
primera obra literaria sobre la que hice un trabajo escolar fue Guerra y Paz. Me bastó un libro de
argumentos de la literatura universal de mi tío Rafael para sacar nota.
Sentía, mucho después, el temor casi supersticioso de acercarme al novelón
original, entero y verdadero, por miedo a cerrar un ciclo, mi ciclo, pero ya
llevo recorridos dos tercios del relato y no veo señales de desaprobación en el
cielo. Ha sido un camino tortuoso: los elementos de las primeras partes son
deliberadamente dispersos, fragmentados, piezas de un puzle echadas sobre una
alfombra suntuosa pero, como en El
Quijote o en el Tirant, es tanto
mejor cuanto más avanza.
Incluso al leer la primera parte de Vida y destino (Vasili Grossman),
me pareció que no debía pasar a la segunda sin acercarme antes al precedente de
Tolstoi. No hay tal precedente: Vida
y destino es lo más parecido a La
Ilíada que se ha escrito en los últimos doscientos años; en Guerra y paz, pese al conocimiento de
las maniobras de Austerlitz y de los documentos que retratan la batalla, pese a
hablarnos de la valentía o del sacrificio como virtudes, no hay aliento épico
que valga. Al contrario: una escéptica contemplación de los nuevos enemigos que
fueron viejos aliados, o al revés, como trasunto de las jugadas políticas (eso
es la guerra, según sus teóricos más preclaros).
Sumergido en mi lectura veraniega, la
casualidad me trajo a El País, un
seductor sabanazo de Mario Vargas Llosa, víctima como yo de una
traducción que no parece mala sino, probablemente, atolondrada: le faltan dos
revisiones para asegurarse de las concordancias de género y número y para salir
al paso de la engañosa facilidad del ordenador. Es de Mondadori. Este es el
Tolstoi anterior a su crisis religiosa: un formidable y desdeñoso petimetre,
muy sensible a la belleza de mujeres y hombres o de una noche de invierno
conduciendo trineos a la luz de la luna sobre un camino de nieve silbante. Y
sí, es espiritual, es decir compasiva: uno se ocupa en nacer o se ocupa en
morir.
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