Melocomotó
LA
BOTICA DE MATAPOZUELOS
EMILI
PIERA
La
primera etapa del viaje por Castilla se consumó en Villares del Saz, Cuenca (donde
el alcalde que llamó “puta barata” a una concejala de la oposición), población
en la que se encuentra Casa Tomillo (969
298 060) y otros establecimientos similares pero, quizás, no tan surtidos. All í solemos comprar queso manchego dorado (nuestro preferido) y, con
frecuencia, chacinas. Esta vez, mes de agosto, preferimos las conservas: lomo,
picantón, pechugas de codorniz y perdiz en escabeche, una tarro monumental de
bonito en aceite de oliva, ajoarriero, tortas de anisetes y unas botellas de un
blanco muy decente: Arboles del castillo.
Atención: tienen bastantes vinos de Uclés, de la Mancha y de la Tierra de
Castilla y varios de los más baratos, están entre los más interesantes (Finca La Estacada).
Cuidado
con el vino. Suele haber un control de alcoholemia en la incorporación a la
autovía.
Seguimos
camino a Villafáfila, provincia de Zamora, zona esteparia muy curiosa. Hay un
rosario de lagunas endorreicas (con perdón) que en verano se secan pero, entre
vaguadas y abrevaderos, algún bicho debe haber (avispas, aparte) porque el
lugar estaba tan lleno de solanas como de cigüeñas. Y una curiosa arquitectura
de palomares-pagoda, con tejados a distintas alturas muy originales y a veces
construidos con adobe, de modo que, cuando se abandonan y arruinan, vuelven a
la tierra como tierra, sin estruendo. Sabiduría. Pues enfrente de una de los
centros de información del parque de las lagunas, está Fidalgo, embutidos artesanales
(657 922 367). Si se forma cola, no les extrañe.
Nosotros
compramos dos clases de chorizo, uno más picante, y una buena pieza de lomo que
probamos ese mismo día. Es fiambre normal de cerdo del terreno, pero de mucha
calidad y precio razonable. Aquí, aparte la liturgia suprema del cerdo, se
consuma una de las paradojas más llamativas de los usos alimentarios ibéricos:
en los lugares más alejados del mar, tienen una inmensa devoción por el pescado,
que alcanza a las conservas. También ocurre en la vecina León. Conservas
marineras de sardinas, anchoas, chicharros, chicharrillos, mejillones y mil
cosas más en todos los formatos y casi siempre de mayores calibres que los
usuales entre nosotros.
Antes,
en Matapozuelos, cerca de Medina del Campo, Valladolid, pudimos probar, al
tercer intento, un restaurante de gran interés: La Botica. Eran fiestas, mayores o menores, y la fanfarria alegraba
las calles. En la misma plaza de La Botica –antigua farmacia con vitrales y
toques modernistas – hay una bar con una magnífica terraza arbolada donde se
puede tomar un aperitivo en un ambiente reposado y muy grato. Renunciamos a
dormir aquí porque el mocerío en fiestas suele aullar hasta el alba a causa de
la acumulación de hormonas en el entrecejo.
La Botica
también es asador, estamos en Castilla y uno puede recorrer dos docenas de
leguas sin dar con una lechuga, se considera de mal gusto.
La
cena, temprana, estupenda. Acertamos con el vino: un tinto Viñas del Cámbrico, muy mineral, recomendable, elaborado con las
variedades rufete, tempranillo y garnacha. Sobre los 16 euros en mesa.
Los
entrantes fueron canutillo de membrillo y queso, capuchino de morcilla,
piñones, miel y más cosas y ensalada de pulpo con pesto castellano y mucha hoja
verde. De platos principales, lomo de bonito y lomo de ciervo con hongos y
ralladura de piña verde. Muy buen nivel. De postre, Piñones y Pinares y un Alberto dorado, un vino de postre, que no dulce, con madera pero con
temperamento. Muy bueno, de un pueblo de al lado. Unos 45 euros por cabeza.
Como se ve el pino y sus productos son el emblema de una de las líneas de cocina
del establecimiento. “Mucha hambre se ha tenido que padecer en este país para
considerar el aprovechamiento de la piña verde”, dijo mi mujer.
Al
final dormimos en el muy grato hostal San Antolín de Tordesillas: 40 euros la
doble y entre capiteles góticos.
La Botica.
Plaza Mayor, 2. Matapozuelos (Valladolid). Un buen restaurante, con excelentes
opciones castellanas aligeradas, y buena carta de vinos. 983 832 942.
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