CON GUSTO
HIMNOS Y ANDAS
EMILI PIERA
Me parece que puedo reconvenir,
fraternalmente, a mis amigos de la izquierda que triunfó un poquito no hace
mucho, por buscarse más problemas, al margen de los muchos que ya tienen, y de
los que les van apareciendo según abren cajones (seis millones de euros en
facturas, sólo en la Pobla Llarga, según mis fuentes). O reciben pellizcos de
monja del ministro Montoro. Este Montoro –hay otro que se ocupa del
tráfico rodado– pregunta, con absoluta insolencia, en que piensan ahorrar los
ayuntamientos: él, que pertenece al Gobierno de los sobresueldos y la amnistía
fiscal y a un partido que se compacta, a partes iguales, con tinta de
adjudicación, cemento fresco y caca de gaviota.
Así pues, da lo mismo que un concejal o
alcalde quiera ir como tal a una procesión o a un trisagio. Esta en su derecho,
porque el laicismo de España funciona como salvaguarda (de los laicos), no como
obligación pública. Y aunque lo fuera, es el típico deber que sólo se aligera
cuando uno se lo impone, so pena de poner malas caras y jugar a Robespierre,
lo que sólo consigue que las filas de enfrente se vuelvan más compactas. Otra
cosa es lo que he visto esta mañana en Vila-real: un bonito letrero en mármol
en la iglesia arciprestal con la lista de “caídos por Dios y por España”. De lo
que se infiere que los contrarios cayeron por Lucifer y el Gran Ducado de
Luxemburgo. Un poco fuerte, a estas alturas.
Con
los himnos pasa lo mismo. Me parece un contradiós tocar el Himno nacional, que
es una marcha de granaderos, en una procesión, pero si los legionarios llevan
en alto al Cristo, quizás asistamos, en el futuro, al artillado de las andas,
pero ¿Cómo impedir que se toque? No hay modo, razonable, de hacerlo, ni se debe
intentar porque si los implicados se empeñan y si quien paga a los músicos, se
pide la canción dedicada, pues ahí la tendremos. Que conste que tocar la
Muixaranga me parece igual de mal, salvo en Algemesí, donde es una costumbre
sin contenido político especial. Los himnos propios de tales trances dicen
¡Hossana! y ¡Aleluya! No confundir con los coros de la Armada rusa.
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