lunes, 20 de abril de 2015

LAS FALLAS Y BERNARD HENRY LEVY


CON GUSTO
 LEVY Y LA FALLA
EMILI PIERA
Vaya por delante mi admiración por el valor intelectual y a veces físico del filósofo francés Bernard Henry Levy que En defensa de Angela Merkel (artículo en El País. 12/04/15) creo que confunde el síntoma con las enfermedad y la anécdota con la categoría. Levy, que es capaz de defender a los chechenos, pero también toda la política del estado de Israel, incluidos sus extremos más infectos, está muy preocupado por las caricaturas que presentan a la Merkel con bigotito nazi, incluso cita dos ejemplos valencianos: una falla que la definía como “la Angela Exterminadora” y una manifestación en el cap i casal donde brotaba de la boca de la canciller el siguiente bocadillo: “Amarás al dinero sobre todas las cosas” ¡Un filósofo que no acaba de entender una falla!
No sé que tienen que ver el primero con el segundo ejemplo, pero el señor Levy los ha puesto juntos por algún motivo. Las caricaturas son exageradas: también lo son las reacciones políticas, no sólo las de la izquierda. Baste recordar las barbaridades que, en la guerra de Iraq, profirió la derecha americana contra Francia y Alemania por no apuntarse a la gesta con mochila y mosquetón y, ciertamente, Merkel ha sido más valiente contra los xenófobos de su propio país que Rajoy con los del nuestro. Sin embargo, pronto sabemos a qué clase de molino quiere llevar el señor Levy sus caudales argumentativos cuando añade que “equiparar a Merkel con Hitler es banalizar a Hitler y dar alas a los neofascistas actuales” ¿Pero no era una caricatura?
Mas adelante Levy va tricotando una paciente convergencia entre rojos, altermundistas, bolivarianos y no sé si anarquistas y verdes con la extrema derecha de Hungría o de Grecia, colusión que, además, llevaría el virus de la judeofobia. Curioso: todo lo que no es capitalismo caníbal (el que en vez de retribuir a los accionistas, se los come) es vicioso y antisemita ¿Una fe conmovedora o un caradura impenitente? Yo creo que levantarse contra todo esto es moral y políticamente legítimo. Por lo menos hasta que se me acabe el vino de la bodeguilla. Y me queda bastante.  

domingo, 19 de abril de 2015

NACIÓN ROTONDA, UN PROJECTE QUE CREIX EN VERKAMI

CON GUSTO
NACIÓN ROTONDA
EMILI PIERA
No me extraña que tres ingenieros y un arquitecto hayan lanzado el proyecto Nación Rotonda pues ese artefacto –la rotonda– nos define tanto como la escuela pública a la República francesa o la ojiva a la Europa gótica. La rotonda es un espacio renunciado, un no lugar, un borrón en la traza del tiralíneas: su sentido, discutible, es facilitar el movimiento, alejar a los que se acercan, dar curso a los que podían detenerse, servir de cartel hortera de la ciudad con derroche –derrame, diría yo– de azulejos, chorritos y letreros llameantes. Todas tienen su dosis de clorofila y, a veces, un jardín de cactus, especies autóctonas u olivos desertores de la productividad. Eso sí, están llenos de gente.
Tenía que pasar, mira que lo avisé ¿Alguien puede creerse que unos espacios tan jugosos, con una ornamentación que obedece a las últimas tendencias, con servicio de agua y centrados –our house, in the middle of the street, que cantaban los jipis–, podían mantenerse mucho tiempo inéditos? La cosas no suceden así. No busquen más los desempleados, a los expulsados de Gran Hermano, a los guiris que se apuntaron a un paquete de cinco días de botellón, a los dependientes que cruzaron y ya no pudieron volver, ni a aquellos que desahuciaron los bancos: Vivaquean como pastunes en el paso de Khyber tras las rocallas que rematan las rotondas. Han aprendido de las garzas y de las lagartijas que el tráfico continuado tiene un efecto muro: al otro lado del frenesí, o sea en la rotonda, se está como en Bronchales. O mejor.
Las rotondas están llenas de gente y más que habrá, pues a veces son más grandes que un campo de refugiados y más feraces que la huerta murciana (que en paz descanse). Se ha demostrado que una rotonda de cien metros cuadrados (y las hay de una docena de hectáreas) puede mantener a un sujeto adulto aunque tenga el apetito de Juan Echanove. Frente a las promotores y sus rotondas, los pro-quietud refugiados en las rotondas. Solo resta tender puentes entre una rotonda y la siguiente y entre ellas y la tierra firme, pero no se lo encarguen a Calatrava que nos da la risa.

MIGUEL CATALÁN, CONVIDAT A LA FIRA DEL LLIBRE DE VALENCIA

CON GUSTO
MIGUEL CATALÁN
EMILI PIERA
El profesor de Ética, Miguel Catalán, nos ha convertido a todo el gremio de letraheridos en un hatajo de vagos mediante la publicación, simultánea o casi, de cuatro libros. Con lo que a mi me ha costado alumbrar otro más. Incluso le ha dado para inaugurar, con otros dos autores, la línea de novela en castellano de la editorial catalana Arola. Consciente de que en este país se practica mucho “el dolor por el bien ajeno”, Miguel añade (en defensa propia): “Son coincidencias de la vida. El año pasado no publiqué ninguno”. He aquí uno de esos filósofos que escriben (eso ya está acreditado), un gremio no muy numeroso, pero con representantes ilustres: Nietzsche, Cioran, Sartre, Savater, García Calvo…y allá al fondo, sí, Ortega.
Todos los filósofos (modernos) ponen sus ideas por escrito, pero escribir es otra cosa: aceptar el ingreso voluntario en el purgatorio de las palabras donde tormento y atormentado son la misma cosa y esperan alcanzar alguna reconciliación. Al final, elijo del surtido Catalán un librito de paradojas –La ventana invertida (es una referencia a los escaparates)– que me ha encantado y que encabeza una dedicatoria: “Para Emili Piera que no se quitó del vicio de escribir ni siquiera publicando una columna diaria en la prensa”. El gremio filosófico es descreído (a Sócrates le condenaron por “corruptor” y García Calvo tenía su palestra de gimnosofistas en la calle del Desengaño), y hace bien.
El señor Catalán ha cumplido la tarea de desengañar en varios frentes (tiene un Diccionario de falsas creencias), pero sobre todo a través de un vasto tratado de Seudología del que presenta el quinto y sexto volumen. Con un par. La Seudología trata de la sospecha o certeza de que el mundo es un teatro y la vida, sueño (como decía el clásico), maya, tejido de apariencias, nada. O como decía uno de los Panniker (Salvador, creo), “la broma de Brahma”. Brahma es el creador de la trinidad hindú. En ese velo de nieblas hay a veces puntadas muy bellas y pasiones inmensas que brillan un momento y se extinguen. Y no nos han dejado leer más.