CON GUSTO
LEVY
Y LA FALLA
EMILI PIERA
Vaya por delante mi admiración por el
valor intelectual y a veces físico del filósofo francés Bernard Henry Levy
que En defensa de Angela Merkel (artículo en El País. 12/04/15) creo que confunde el síntoma con las enfermedad
y la anécdota con la categoría. Levy, que es capaz de defender a los chechenos,
pero también toda la política del estado de Israel, incluidos sus extremos más
infectos, está muy preocupado por las caricaturas que presentan a la Merkel con
bigotito nazi, incluso cita dos ejemplos valencianos: una falla que la definía
como “la Angela Exterminadora” y una manifestación en el cap i casal donde
brotaba de la boca de la canciller el siguiente bocadillo: “Amarás al dinero
sobre todas las cosas” ¡Un filósofo que no acaba de entender una falla!
No sé que tienen que ver el primero con
el segundo ejemplo, pero el señor Levy los ha puesto juntos por algún motivo. Las
caricaturas son exageradas: también lo son las reacciones políticas, no sólo
las de la izquierda. Baste recordar las barbaridades que, en la guerra de Iraq,
profirió la derecha americana contra Francia y Alemania por no apuntarse a la
gesta con mochila y mosquetón y, ciertamente, Merkel ha sido más valiente contra
los xenófobos de su propio país que Rajoy con los del nuestro. Sin
embargo, pronto sabemos a qué clase de molino quiere llevar el señor Levy sus
caudales argumentativos cuando añade que “equiparar a Merkel con Hitler
es banalizar a Hitler y dar alas a los neofascistas actuales” ¿Pero no era una
caricatura?
Mas adelante Levy va tricotando una
paciente convergencia entre rojos, altermundistas, bolivarianos y no sé si anarquistas
y verdes con la extrema derecha de Hungría o de Grecia, colusión que, además,
llevaría el virus de la judeofobia. Curioso: todo lo que no es capitalismo
caníbal (el que en vez de retribuir a los accionistas, se los come) es vicioso
y antisemita ¿Una fe conmovedora o un caradura impenitente? Yo creo que
levantarse contra todo esto es moral y políticamente legítimo. Por lo menos
hasta que se me acabe el vino de la bodeguilla. Y me queda bastante.
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