CON GUSTO
MEDIO TONO
EMILI PIERA
Alicia Sánchez Camacho es la prueba viva más elocuente que conozco de que las ideas conservadores se mueven en todos los escenarios y niveles con optimismo combativo y una sensación de seguridad a toda prueba. Puede soltar patochadas gigantescas con un aplomo que para sí quisiera un catedrático y decir, por ejemplo, que tenía que comprar marcas blancas cuando se ha sabido que gana casi tanto como María Dolores de Cospedal. Y por dirigir el cuarto o quinto partido de Catalunya, no sé como andará ahora el hit parade. De todos los enigmas que me plantea la personalidad desenvuelta y jacarandosa de la Camacho, lo que más me interesaría es averiguar si, como parece, tiene el mismo cirujano plástico que la Kirchner.
Esa falta de complejos, mesura o cautela entre los paladines conservadores, vale también para la prensa. El director de La Razón, Paco Marhuenda, ha dicho que en el Liceu pitaron a los príncipes porque ahora va mucha clase media-baja. Bien dicho, sí señor: a partir de ahora que pidan en taquilla la declaración de la renta y si cobran menos que Dolorcitas o doña Alicia o no son gente de posición, que no pasen: empiezan por ir a la ópera y acaban por pedir hospitales y escuelas públicos, dónde iremos a parar. Lo primero es no mitificar la prensa: con la caza de brujas de Mc Carthy no acabaron los valerosos periodistas de la vieja democracia, sino la misma clase política probablemente estomagada por tanta brusquedad y malos modos.
Unas de las cosas más llamativas de la prensa de Madrid es que en sus manifestaciones más facinerosas parece que va a pedir que se arme una nueva División Azul o que se aplique garrote vil a los hugonotes y castristas, pero pasado el calentón de boca, nunca se olvidan de justificar la última medida de Rajoy. Y hasta del último de sus directores generales. Parecen legionarios de la España eterna, pero no olvidan quien es el guardián del presupuesto. Y es que lo mismo en periodismo que en copla hay que desconfiar de los vociferantes y abrazar el medio tono. Como Concha Piquer.
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