CON GUSTO
VAQUILLAS Y MOZOS
EMILI PIERA
Hay cargos públicos que se parecen a
esas amas de casa que, no contentas con un cuarto de baño alicatado hasta el
techo (el techo, también), sueñan con un sitio para cada cosa y cuando una cosa
no tiene sitio, la expulsan a las tinieblas exteriores. Por ejemplo los bous al
carrer, las vaquillas y cosas por el estilo. Me parece que el trato digno a los
animales no es opinable, sino exigible. Pero si el trato a la res es correcto,
no me opongo a ninguna forma (voluntaria) de cultivo del valor, aún las más plebeyas,
la función del político no es educarnos y la realidad no se comprende porque te
llames Han y seas filósofo: un nombre y un oficio muy bonitos para un cuento
chino; pero la realidad, la muy cabrona, se resiste.
Es decir que a mi tampoco me parecen
muy refinadas ni el colmo de la sensibilidad la suelta de vaquillas, pero me
conformo con que no apedreen o descarguen garrotazos sobre los animales. Eso lo
primero. Por otra parte se nota que vivimos en el Kali Yuga, la edad que fue
pesada y hallada leve y sin substancia. Cuando desaparecen las vaquillas, las
otras distracciones (el fútbol, la discomóvil con o sin espuma, la rave o la
hoguera en la arena centrifugando residuos, las fallas invasivas), tampoco
parecen ni muy nobles, ni muy dadas al refinamiento. Es lo que hay.
Es lo que hay y digo que los nuevos
cargos públicos harían bien en calcular sus fuerzas y no confundir la
administración de los bienes públicos con los dogmas o ensueños propios. La
misión de los políticos no es formar ciudadanos virtuosos: ni podrían, ni
sabrían. Así pues, tengan prudencia, hagan lo que corresponda para el buen
desarrollo del festejo, no subvencionen si no quieren (están en su derecho),
tengan otras prioridades si es su gusto, exijan siempre que ningún bruto se
pase con los animales y que cada puta hile, y cenemos. Sueca es poco taurina: somos
de regadío, disculpen, y parece que va a hacer referéndum (ejercer la
responsabilidad, siempre es oportuno), pero en Gata de Gorgos, la gente juega
con los toros hasta las tantas y al grito de “si s’acaben, que s’acaben”, lo
que me suena irresistiblemente apocalíptico.
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