domingo, 19 de julio de 2015

NO ENS POSEM ELS BOUS EN CONTRA


CON GUSTO
    VAQUILLAS Y MOZOS
EMILI PIERA
Hay cargos públicos que se parecen a esas amas de casa que, no contentas con un cuarto de baño alicatado hasta el techo (el techo, también), sueñan con un sitio para cada cosa y cuando una cosa no tiene sitio, la expulsan a las tinieblas exteriores. Por ejemplo los bous al carrer, las vaquillas y cosas por el estilo. Me parece que el trato digno a los animales no es opinable, sino exigible. Pero si el trato a la res es correcto, no me opongo a ninguna forma (voluntaria) de cultivo del valor, aún las más plebeyas, la función del político no es educarnos y la realidad no se comprende porque te llames Han y seas filósofo: un nombre y un oficio muy bonitos para un cuento chino; pero la realidad, la muy cabrona, se resiste.
Es decir que a mi tampoco me parecen muy refinadas ni el colmo de la sensibilidad la suelta de vaquillas, pero me conformo con que no apedreen o descarguen garrotazos sobre los animales. Eso lo primero. Por otra parte se nota que vivimos en el Kali Yuga, la edad que fue pesada y hallada leve y sin substancia. Cuando desaparecen las vaquillas, las otras distracciones (el fútbol, la discomóvil con o sin espuma, la rave o la hoguera en la arena centrifugando residuos, las fallas invasivas), tampoco parecen ni muy nobles, ni muy dadas al refinamiento. Es lo que hay.
Es lo que hay y digo que los nuevos cargos públicos harían bien en calcular sus fuerzas y no confundir la administración de los bienes públicos con los dogmas o ensueños propios. La misión de los políticos no es formar ciudadanos virtuosos: ni podrían, ni sabrían. Así pues, tengan prudencia, hagan lo que corresponda para el buen desarrollo del festejo, no subvencionen si no quieren (están en su derecho), tengan otras prioridades si es su gusto, exijan siempre que ningún bruto se pase con los animales y que cada puta hile, y cenemos. Sueca es poco taurina: somos de regadío, disculpen, y parece que va a hacer referéndum (ejercer la responsabilidad, siempre es oportuno), pero en Gata de Gorgos, la gente juega con los toros hasta las tantas y al grito de “si s’acaben, que s’acaben”, lo que me suena irresistiblemente apocalíptico.   

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