DIGNO DE VERSE
Glòria Mañas
Directora de la
Fira del Llibre de València
Ese pequeño enredo
que se produjo porque la Fira del Llibre de València incluyó entre sus actos la
presentación de un libro de Ximo Puig y de la Historia de las Españas, de Joan Romero y otros autores, no
tuvo lugar cuando presentamos la biografía Eduardo
Zaplana. Un liberal para el cambio,
minucia que no impulsó a ABC (edición
valenciana) a practicar el periodismo ni “obligó” al PP a presentar una
denuncia en la Junta Electoral por no se qué rotura de la neutralidad. Más aún,
el último lunes se presentaron varias monografías locales auspiciadas por la
Facultad de Geografía y los alcaldes, también los del PP, mayoritarios,
hablaron, como es lógico, de lo que quisieron: de los atractivos de sus
municipios y de la excelencia de su gestión. No miramos los contenidos: son
libres, nos gusta hacerlo así.
Lo de Joan
Romero es peor pues no tiene cargo en el PSOE, no es candidato y, además,
se ha alejado del partido, cosa que un periodista metido en asuntos
político-culturales debe saber. A no ser que defiendan el principio de que
cualquiera que alguna vez haya colaborado en algo que tuviera alguna conexión
con los socialistas (o con otro partido que no sea el PP) debe abstenerse de
trabajar en período electoral, ramadán que ellos se aplican poco, tarde y nunca
pues de todos es conocida la desfachatez con que se han servido de todos los
medios a su alcance para silenciar lo que no les gustaba (con particular
escándalo en los casos de Telemadrid, Canal 9 y el “relevo” provocado de los directores
de las principales cabeceras de Madrid) y así poder proclamar, sin réplica
posible, sus bondades (recortes sociales que, como las purgas, deberían
venderse en botica).
Que el PP denuncie
cualquier supuesta falta de neutralidad de este o del otro, es como si Mesalina
nos exigiera un poco de contención sexual. Que el Premi de les Lletres de la
Generalitat Valenciana gestionada por el PP no haya distinguido a ningún autor
en valenciano en lo que va de siglo y que los tres Escritores del Año sean autores
en castellano, acerca la postura de la Generalitat Valenciana al genocidio cultural
pasivo en lo que se refiere a la lengua y la literatura propias. Eso, aunque
quizás no les quite el sueño y tampoco mengüe en exceso su bolsa de votos, sí
que se lo tendrían que hacer mirar con cierta urgencia.
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